La prueba transcurrió cerca de la Piscina de La Lechera, a las afueras de la ciudad cántabra. El punto aburrido era que el recorrido, dadas sus dimensiones (y debido al excaso apoyo del gobierno regional), lo llegábamos a hacer en tres veces.
Interesante ha sido el poder acercarme a esta prueba, cambiar el plan de verano que por lo que hago todos los veranos, comer, dormir, ir a la playa (plan delicioso eso sí) a algo nuevo.
Para todos aquellos lectores que no se animen a correr, desde aquí les mando un pequeño "empujón". Adelante!
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