Está claro que hoy el consumidor es muchísimo más espabilado que hace diez años, que tiene muchos más recursos, y que conoce y estudia con detenimiento los pros y contras de cada producto, a través de Internet y del boca-oreja. Ayer leí en el Expansión que una famosa aerolínea “low cost” había visto reducidos sus ingresos notablemente en el último ejercicio. Los motivos eran los siguientes: Antes, el pasajero incauto facturaba la maleta no sabiendo que tenía que pagar un extra y se zampaba un bocata en pleno viaje que compraba en el avión. Sin duda, una metáfora de nuestros tiempos en donde el eslogan de una famosa cadena de PCs “Yo no soy tonto” se podría aplicar.
miércoles, 3 de febrero de 2010
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