lunes, 7 de diciembre de 2009

Qwerty time, not party time

Qué lejos quedaron aquellos días cuando estaba estudiando la carrera y acudía por las mañanas a la “reputada” Escuela de mecanografía Mecarapid situada en la Gran Vía de Madrid. Ahí iba yo varias veces a la semana a practicar las lecciones del programa. Recuerdo el particular olor a acondicionador y lo pesado que se hacía ir a "picar" en unas máquinas durísimas. Después de casi tres cuartos de hora acababas con agujetas en las manos. Recuerdo la voz pregrabada que sonaba a través de los cascos que hablaba de la feria de Sevilla, mientras tú estabas en ese siniestro cuarto. La grabación era como una especie de “Mantra” que se repetía varias veces hasta que conseguías pasar de nivel. Después de los años, parecía que este rocambolesco método nunca me iba a servir.

NOTA: post inspirado en tweet de @JulioAlonso El curso de mecanografía con 14 años fue sin dudas mi mayor inversión en #productividad

2 comentarios:

Julio Alonso dijo...

La cigüeña voló airosamente sobre los rojos tejados del caserón...

¡Qué recuerdos!

Anónimo dijo...

Las Cataratas Victoria, que un europeo contempló por primera vez, producen ahora energía eléctrica...

¿Os suena?