domingo, 30 de noviembre de 2008

Y por si fuera poco el muchacho no se duerme.

Este es un escalofriante documento enviado por un preocupado padre a la redacción del blog (Atención: El texto no es apto para niño-fóbicos)

"Estimados amigos de este amable blog:

Me pongo en contacto con Vds para comentarles mi problema (problemón o problemilla según el punto de vista del lector). Tengo un muchacho de dos años, un chaval fuerte y osado, alegre y participativo, simpático y cariñoso. En fin que el "chiquitín" lo tiene todo. A la hora de acostarse y desde que pasó a la cama (dejando su amada cuna, desde la que también se salía pero no tanto), nada más acostarle, con la rutina habitual que consiste en rezar el "Jesusito de mi vida eres niño como yo",  leerle un cuento de Teo(ese gordete pelirrojo que levanta pasiones) o de Juan Sin Miedo (se debe reconocer en él!),  le damos las buenas noches y cerramos la puerta.

Parece que se  ha quedado tranquilo, le comento confiado a mi mujer. Ella guarda silencio sabiendo la que se avecina. Tras unos segundos (entre treinta y cuarenta), desde el salón vemos una sombra…cómo la luz de su cuarto se enciende cual lucero del alba. Entonces es cuando entras y le dices:

La primera vez que se levanta: “Guapo, es hora de dormir. Mañana seguirás jugando”.

La segunda: “Chiquitín! A dormirse! Venga que mañana vas al cole y no vas a rendir!

La tercera: “Te quedas aquí en la silla a pensar y luego a dormir”

La cuarta: ¿Qué te ocurre, puchurruchu? ¿No te encuentras bien?

Cuando entras y le acuestas tienes que ser sigiloso y rápido ya que él a los tres o cuatro segundos puede estar trepando a lo Spider-Man.

Hay otras veces que se queda en la cama y protesta con su cálida vocecilla: “Papá quiero dalsy”. Como sabe el avezado padre de familia, Dalsy es un medicamento por vía oral (ibuprofeno) que tiene un ligero efecto aletargador. En fin a mi hijo le encanta por su sabor a caramelo. Pero como no quiero tener un hijo drogadicto, pues le preparaba la misma dosis pero con agua y él parecía no enterarse. Y digo que parecía porque es más listo que el hambre y no hay forma de engañarle.

Como ven, Señores redactores, yo ya no sé que hacer, después de tantas veces que nuestro hijo se levanta. Al final acaba durmiéndose pero después de mucho trajín y claro el grado de estrés que soportan sus padres día tras día es agotador.

Necesitaría que me ayudasen a resolver el problema. He consultado a varios expertos en pediatría, psicología, astrología … Se me ocurren varias medidas:

·     Vallar su cama.

·     Darle Dormimex.

·     Dejarle en su cuarto (esta posibilidad siendo demasiado dura, tanto su madre como yo la desechamos).

·       Que no duerma (contra medida por excelencia).

En fin desesperados como estamos, lo dejamos todo en manos de este blog y del temible destino.

Saludos cordiales,

 

Domingo Soleado / Rigoberta Buendía

1 comentario:

Anónimo dijo...

y encima con el pequeño recién nacido, uf