Sociólogos de la Universidad de Wichita han realizado un estudio sobre este tipo de reuniones que tienen lugar al menos una vez al año y como fin el de reunirse y deglutinar una serie de alimentos preparados en formas diversas.
No se trata de un acto de puro ocio ya que, por muy cómodo estás en el trabajo, todo tiene un límite. Se trata de una reunión un poco forzada ya que su convocatoria ha sido programada por tu jefe sin preguntarte si te gusta el sitio, la comida o las vistas o si prefieres estar al lado de Fulano, que te cae gordo o Mengano que te cae de miedo (En fin, que por tratarse de la cena de empresa no va a ser una excepción a la hora de ignorar tus opiniones). Los estudiosos de este fenómeno están contemplando varias subespecies dentro de este tipo de cenas:
Cena a todo trapo: se alquila un local entero, en la propia cena se sortea entre otros un coche que aunque es el más barato del mercado, oye, pues queda muy bien. Se regala un ticket regalo por un goloso importe para hacer las comprillas navideñas de última hora.
Cena a medio trapo: se alquila la parte baja de ese local, se hace un concurso de karaoke en checo y el que resulta ganador de tal concurso, pues le toca una mini-cesta de navidad y un viaje a Marina d’ Or Ciudad de Vacaciones.
Cena sin trapos: se celebra en un reservado de un restaurante a rebosar en el que estamos todos los del trabajo en la mesa. Se habla de todo, se come de todo y se ríe sobre cualquier chiste, chascarrillo… se repiten las costumbres de otros años como la del compañero que cuenta el chiste de Polifeno, el otro que hace la bromilla obscena. Más tarde se reparten los regalos del amigo invisible organizado al efecto con dedicatoria o poesía incluida.
Muchas veces, en este tipo de reuniones se repiten las mismas historias, anécdotas, chascarrillos, lo cual es agradable porque te da la sensación de que nada ha cambiado de un año a otro. Encima y por si fuera poco, cenas gratis.
No se trata de un acto de puro ocio ya que, por muy cómodo estás en el trabajo, todo tiene un límite. Se trata de una reunión un poco forzada ya que su convocatoria ha sido programada por tu jefe sin preguntarte si te gusta el sitio, la comida o las vistas o si prefieres estar al lado de Fulano, que te cae gordo o Mengano que te cae de miedo (En fin, que por tratarse de la cena de empresa no va a ser una excepción a la hora de ignorar tus opiniones). Los estudiosos de este fenómeno están contemplando varias subespecies dentro de este tipo de cenas:
Cena a todo trapo: se alquila un local entero, en la propia cena se sortea entre otros un coche que aunque es el más barato del mercado, oye, pues queda muy bien. Se regala un ticket regalo por un goloso importe para hacer las comprillas navideñas de última hora.
Cena a medio trapo: se alquila la parte baja de ese local, se hace un concurso de karaoke en checo y el que resulta ganador de tal concurso, pues le toca una mini-cesta de navidad y un viaje a Marina d’ Or Ciudad de Vacaciones.
Cena sin trapos: se celebra en un reservado de un restaurante a rebosar en el que estamos todos los del trabajo en la mesa. Se habla de todo, se come de todo y se ríe sobre cualquier chiste, chascarrillo… se repiten las costumbres de otros años como la del compañero que cuenta el chiste de Polifeno, el otro que hace la bromilla obscena. Más tarde se reparten los regalos del amigo invisible organizado al efecto con dedicatoria o poesía incluida.
Muchas veces, en este tipo de reuniones se repiten las mismas historias, anécdotas, chascarrillos, lo cual es agradable porque te da la sensación de que nada ha cambiado de un año a otro. Encima y por si fuera poco, cenas gratis.
2 comentarios:
¿Dónde ceno la redacción de "Por si fuera poco"?
En un céntrico restaurante de Madrid, cuyo nombre no puedo desvelar debido al secreto profesional del blog
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