Mañana soleada de mediados de Septiembre. 3,2,1… Finaliza la cuenta atrás. Las aceras se llenan de hojas y el otoño se asoma. N pregunta por su mochila. Pero vamos al colegio con las manos casi vacías a excepción de un yogur líquido y unas galletas que porta N en sus manos. Hace un rato no quería ponerse sus nuevas botas porque le hacían daño. Pero pronto le hemos convencemos de que las botas eran “mágicas” y que le harían dar brincos como el Gato con Botas. Con el episodio de las botas, salimos un poco tarde. En el colegio de N, los padres revolotean por las “flamantes” aulas. Cada niño es acompañado por una especie de asistente que les dirige a sus respectivas clases. N entra raudo y veloz. Y el primer día de colegio ya ha sido historia. Otra etapa más superada.
Actualización del medio día: Exhausto del madrugón y de tantas emociones, come y se da una siesta que ni para qué os cuento.
2 comentarios:
¿Y el traje de nazareno? ;)
Se nos olvidó en casa!
Publicar un comentario